Diferencias entre RELAJARSE y MEDITAR
LA INTENCIÓN:
La primera diferencia entre relajarse y meditar se encuentra principalmente en la intención. En primer lugar, la relajación simplemente busca una mejora de la salud del individuo por medio de la consecución de un estado de calma. Normalmente si practicas la meditación tendrás un objetivo mucho más mental o espiritual y no sólo físico. Con la meditación podemos familiarizar nuestra mente con la virtud. Podemos desarrollar cualidades intrínsecas de la mente como la compasión, paciencia,generosidad y perdón.
ENTRENAMIENTO MENTAL:
En segundo lugar, en la meditación conlleva un entrenamiento mental que incrementa el nivel de concentración y atención del individuo. Con la relajación simplemente ejercitas el cuerpo (relajándolo) permitiendo que tu mente vague. La meditación te permite adiestrar tu mente mejorando tu memoria y la atención. La mente se mantendrá alerta, atendiendo al soporte que hayas elegido para anclar la atención durante la práctica meditativa, como la respiración, mantra etc.,
DISTINTOS OBJETIVOS:
En tercer lugar, otra posible distinción tendría que ver con el nivel calma obtenido. En la relajación obtenemos una agradable sensación de tranquilidad. Este es su objetivo. Esto normalmente se alcanza a través de la distensión progresiva de todos los músculos del cuerpo, llevando la atención a la respiración y a los sentidos. La relajación no consiste en “un hacer “es sencillamente una respuesta natural fisiológica que tú permites.
La meditación sin embargo, no pretende la consecución de un estado de relax. En muchas ocasiones la meditación pueda ir acompañada de una sensación de calma y relajación. Sin embargo tal cosa no siempre ocurre. La meditación es además un amplio abrazo de todos los posibles humores, emociones y corrientes de tu ser; ésa es su sencillez y por otro lado, el desafío que nos propone. Es por esto, que la práctica de meditación resulta tan eficaz a la hora de enfrentar estados emocionales negativos ayudándonos a regular mejor nuestras emociones.
POSICIÓN CORPORAL:
Otra diferencia entre relajarse y meditar a tener en cuenta sería la actitud corporal. Durante la relajación se busca que mantengas el cuerpo en una posición cómoda para liberar tensiones. En la meditación estamos buscando mantener la atención, estar alerta. Esto resulta más fácil conseguirlo si mantienes la espalda erguida y con una postura corporal firme. En muchas tradiciones se mantienen las piernas cruzadas y las manos sobre las rodillas, en el regazo. De cualquier forma, son posibles además otras posturas de meditación. Podemos practicar en silla o tumbado (siempre que seamos capaces de mantener la atención y no sucumbir al sueño).
CAMBIOS ESTRUCTURALES DEL CEREBRO:
Tanto la práctica de técnicas de relajación como la meditación generan a un nivel biológico un descanso profundo durante el tiempo de práctica. En ambas se produce una mejor oxigenación del cuerpo, y un aumento de la energía vital. Sin embargo, con la práctica continuada de la meditación se producen cambios en tu cerebro. Concretamente en la amígdala y también en el área prefrontal. Estos cambios que favorecen una mejora en la regulación del estrés y la aparición de estados de ánimo positivos. Cuando meditamos estamos propiciando un cambio inmediato en nuestro estado mental. Si la práctica se prolonga durante bastante tiempo, lo que al principio no era más que una modificación funcional transitoria, se convierte en cambios permanentes en la estructura cerebral. Por tanto podríamos decir que la meditación nos llevan a sentirnos más confiados y optimistas.
CAMBIO DE RASGO EN LA PERSONALIDAD:
Con la práctica de meditación se producen cambios a un nivel neurológico que implican modificaciones también duraderas en la forma de ser y de actuar del sujeto. En definitiva, el cambio de un rasgo en su personalidad. Así, aunque con la relajación mejorará tu humor, la meditación puede serte de mayor utilidad para superar un trance difícil. La meditación provee de una mayor capacidad de regulación emocional y resiliencia. Por la práctica de la meditación a largo plazo, se generan cambios en la vivencia emocional y en cómo uno toma las decisiones.